La estación de penitencia

La estación de penitencia es el acto de culto externo más importante que realiza la hermandad a lo largo del año.

Desde su fundación en 1937, la hermandad penitencial de la Misericordia cumple su cita con el Miércoles Santo cordobés. En todos estos años, han sido muchos los avatares, los itinerarios, los crecimientos patrimoniales... Pero en todos ellos se ha mantenido el espíritu de la primera vez, que se sintetiza en el nombre popular de «El Silencio Blanco» que recibió desde su primera salida y que aúna el estilo de una cofradía de honda raigambre popular con la expresión austera de las hermandades de silencio.

La hermandad ha iniciado su estación de penitencia en tres templos cordobeses; de 1937 a 1956, salió de la Magdalena, aunque con varias salidas de San Pedro; desde este templo, tras el cierre por ruina del anterior, estuvo saliendo de forma ininterrumpida entre 1957 y 1985.

En 1986, el cierre por obras de la parroquia de San Pedro obligó a iniciar la procesión del Miércoles Santo en la Santa Iglesia Catedral de Córdoba, donde fue magníficamente acogida gracias a la generosa hospitalidad del Cabildo.

El regreso a San Pedro se hizo en 1998, tras la reapertura del templo una vez concluida su restauración.

El cortejo procesional

Participan en la estación de penitencia unos 350 cofrades, que visten túnica y capirote blanco con ancha faja morada. Los cargos llevan capas blancas con vueltas moradas, y todos los nazarenos utilizan guantes blancos y calcetines y zapatos negros. Además, participan más de 120 costaleros y las dos bandas que acompañan a los pasos suman unos 150 componentes, a quienes hay que añadir servidores externos, camaristas, representantes de la Iglesia y de la Policía Nacional (institución que tiene el título de Hermano de Honor de la cofradía), etc. En total,cerca de 700 personas.

El guión procesional se compone de las siguientes personas, que portan cirios, insignias o atributos.

El juego de insignias y atributos responde a una perfecta unidad de diseño, ya que la inmensa mayoría de sus elementos fueron proyectados por Rafael Díaz Peno, ilustre artista cordobés que fue director artístico de la hermandad hasta su muerte. Los bordados, todos ellos en oro y sedas, fueron realizados por las religiosas adoratrices de Córdoba hasta 1974, y posteriormente por Mercedes Castro.

Los nazarenos

Antes de iniciarse el recorrido procesional se celebra en la Basílica, como preparación espiritual, la Misa de Nazarenos. Ellos son los verdaderos protagonistas de la estación de penitencia, los que la hacen posible: sin nazarenos, sencillamente, no habría Semana Santa tal y como la conocemos en nuestro entorno social y religioso.

 

El cortejo penitencial de la Misericordia se compone de sectores perfectamente diferenciados, demarcados por las insignias y atributos que acabamos de describir. Entre los nazarenos se distinguen los siguientes sectores:

 

Nazarenos de cirio blanco. Los más cercanos a los pasos son los hermanos con más antigüedad en la nómina de la Hermandad; sus cirios llevan pintada en la parte inferior una banda de color morado en el tramo de Cristo y una banda de color malva en el de Virgen.

 

Nazarenos de cirio rojo. Escoltan y preceden el estandarte sacramental y el relicario con las reliquias de los Santos Mártires.

 

Nazarenos de cirio con contera. Los últimos nazarenos del tramo del Santísimo Cristo llevan cirios con contera morada, y los últimos del tramo de Virgen lo llevan con la contera malva; en ambos casos se quiere premiar su fidelidad, ya que esas conteras indican que los nazarenos que las portan son los más veteranos del cortejo.

 

Esclavinas y cirios infantiles, cada uno en su lugar correspondiente, completan el cortejo de nazarenos, que se completa con los cuerpos de acólitos y la presidencia litúrgica que preceden a los pasos.

 

Bocinas

El cortejo se abre con cuatro bocinas que preceden a la Cruz de Guía. Cuatro más figuran cerrando el tramo de Cristo y otras cuatro cerrando el de Virgen. Son piezas de metal cincelado y dorado por Francisco Díaz Roncero en 1960, y llevan paños bordados por las adoratrices que contienen el escudo de la Hermandad.


La Cruz de Guía

Tras las bocinas de cabeza, y seguida por cuatro parejas de cirios de respeto, se muestra la original cruz de guía, una pieza de madera tallada, dorada y decorada con espejos, que se viene utilizando desde 1944. Fue realizada por Díaz Peno, y el exorno con espejos se debe a que quiso reproducir el estilo rococó de la desaparecida capilla del Sagrario de la iglesia de la Magdalena (siglo XVIII), que tenía este elemento ornamental.


Escudo de armas

Con diseño de Rafael Díaz Peno y bordado de las adoratrices, fue estrenado en 1944 y lleva orfebrería de Lama (1994). Representa el escudo de la Hermandad: el águila de San Juan sostiene la corona de espinas, y los clavos, presididos por la Cruz. En la fusión con la Hermandad de los Santos Mártires llevada a cabo en 2000, se incluyó la urna con las sagradas reliquias, que no figuran en esta insignia por ser anterior a dicha fusión.


Detalle del estandarte de Cristo

Estandarte de Cristo

Bordado en oro y sedas sobre terciopelo morado, fue confeccionado por las adoratrices y estrenado en 1948. Lleva bordados motivos ornamentales y simbólicos, y en su centro un medallón de plata, estrenado en 1949, representa el primer plano del Cristo de la Misericordia. También fue diseñado por Rafael Díaz Peno (autor asimismo del medallón).


Estandarte sacramental

Estrenado en 2006, tiene diseño de Álvaro Rodríguez del Moral y está confeccionado en tisú blanco bordado en oro por Mercedes Castro, con orfebrería en plata de ley de Antonio Cuadrado. Se Lleva en su interior el medallón de plata de la hermandad del Santísimo Sacramento, en plata de ley del siglo XIX. Va escoltado por dos faroles de plata cincelada con diseño y ejecución de Orfebería Triana, y estrenados en 2008.


Tramo de cera roja

Entre el estandarte sacramental y el relicario de los Santos Mártires figura un tramo de nazarenos de cirio que portan cirios de cera roja, para resaltar con este color el simbolismo eucarístico y martirial de las dos insignias que lo delimitan.


Relicario de los Santos Mártires

Es una pieza de metal del siglo XIX, que ostenta una reliquia de los Santos Mártires de Córdoba. Va escoltada por cuatro acólitos que visten dalmáticas de damasco rojo estrenadas en 2006. Dos acólitos escoltan el relicario con ciriales de plata del siglo XVIII y otros dos van incensándolo porque, al igual que el Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo, los Santos Mártires son titulares de la Hermandad. Por la misma razón, cuando el relicario pasa delante asientos, tribunas o palcos las personas que están sentadas deben ponerse de pie en señal de veneración.


Bocinas y presidencia de Cristo

La primera parte de la cofradía se cierra con cuatro nazarenos portando bocinas, que preceden a la presidencia de Cristo, tras la cual el cuerpo de acólitos ceroferarios y turiferarios escolta el paso, ante el que el fiscal de paso coordina las maniobras de avance y parada.

Los ciriales que portan los primeros son de metal dorado, dos de ellos fueron realizados por Alfonso Luque (1987) y los otros dos por Hermanos Lama (1994).


El paso del Cristo de la Misericordia

El paso del Cristo de la Misericordia es uno de los más característicos de la Semana Santa de Córdoba.

En la primera procesión, en 1937, fue el titular iba sobre el paso del Sagrado Corazón de Jesús de San Hipólito completado con unos candelabros de tulipas cedidos por los salesianos. La cruz del Cristo era la que tenía en la Magdalena, de dimensiones ajustadas para la imagen y pequeñas para el paso, por lo que se le preparó un suplemento de madera.

Entre 1938 y 1942, ambos inclusive, se utilizó el paso de Nuestra Señora del Socorro, cedido por su hermandad. En 1938 se estrenó una nueva cruz, más grande que la anterior, y en 1940 se acoplaron al paso de la Virgen del Socorro los grandes candelabros de faroles que andando el tiempo serían compañeros característicos del titular, y ello produjo un extraño efecto estético dadas las reducidas dimensiones del paso sobre el que iban. Se completaban estos candelabros con cuatro pequeñas estatuas de ángeles pasionistas que figuraban sostenerlos.

El Miércoles Santo, 21 de abril de 1943, se estrenó el paso propio del Santísimo Cristo de la Misericordia que se utilizó hasta 2010: una obra de madera tallada, dorada y policromada debida al proyecto de Rafael Díaz Peno, la dirección artística de Rafael Díaz Fernández, la talla de José Callejón y el dorado de Francisco Santiago Díaz. A partir de ese año dejaron de utilizarse los citados cuatro ángeles pasionistas, pero aún no estaba terminado, pues le faltaban las cresterías y los cuatro grandes jarrones para las flores, elementos éstos estrenados en 1947. La canastilla es de forma abombada, de madera dorada en oro fino en centros y esquinas, y plateada en el interior. Se apoya en repisa de madera tallada y dorada con decoración vegetal, más abundante en las esquinas y centro.

El paso es de estilo neobarroco y lleva, en el frontal, dos ángeles de talla entera, desnudos, que escoltan el escudo de la hermandad; en la trasera figura el escudo de la ciudad de Córdoba. El lateral derecho lleva, en su centro, un artístico busto de Ecce-Homo con túnica de talla pintada en morado y oro, y cordón de oro al cuello, y en la cabeza corona de espinas y potencias de plata labrada. A ambos lados de este busto, y entre la decoración vegetal en plateado, sendos medallones pintados en estilo gótico con figuras y símbolos de dos Evangelistas. El lateral izquierdo tiene, en su centro, el busto de una expresiva Virgen Dolorosa con lágrimas de cristal y tocado de talla, que luce una pequeña diadema de plata cincelada. En simetría con el lateral derecho, figuran otros dos medallones con la representación de los otros dos Evangelistas.

Con base en el diseño de 1943, e incluso con varios elementos que fueron respetados y restaurados, pero con un concepto totalmente nuevo, se estrenó el actual paso el Miércoles Santo, 20 de abril de 2011, con proyecto y ejecución de Andrés Valverde Luján e hijo en la talla, Ángel María Varo Pineda en el dorado, Gabriel y Antonio Castillo en la imaginería y policromado, y Creaciones Soriano en orfebrería. La Cruz procesional del Santísimo Cristo ha sido estrenada en 2014, tallada por Manuel Valverde sobre la que a su vez había tallado en 1994 Moreno Anguita.

Calza el paso 39 costaleros, y su capataz es Enrique Garrido Montero.


Tras el paso de Cristo acompañan al titular las damas camaristas y la banda de cornetas y tambores Caído-Fuensanta de Córdoba.


La cruz de soledad, que abre el tramo de nazarenos de la Santísima Virgen. Es de alpaca cincelada y su presencia quiere simbolizar que, en tiempos pasados, Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo –con el título de Nuestra Señora de los Dolores– fue titular de una hermandad distinta de la del Santísimo Cristo. Como anécdota cabe añadir que en su principio fue el modelo para los primitivos varales del paso de palio, aunque finalmente se hicieron con otro diseño. Cuando se decidió realizar los actuales, estrenados en 1993, se tuvo en cuenta el diseño de la Cruz de Soledad, aunque los varales son más ricos en su ornamentación; en cualquier caso, en determinados detalles de estos varales se aprecia el parecido con la Cruz de alpaca.


Cruces de penitencia

Tras la Cruz de Soledad, los penitentes -nazarenos con hábito completo pero sin capirote- llevan cruces de madera representando la respuesta a la petición de Jesús: "El que quiera ser mi discípulo, que tome su cruz y me siga".

Cuando las mujeres no tenían permitido formar parte del cortejo como nazarenas con capìrote (en nuestra Hermandad, hasta 1986 inclusive), eran ellas las que formaban, en número de doce, este sector.


El simpecado

Tiene un diseño muy original porque adopta la forma de lo que en la mayoría de las cofradías andaluzas se conoce como «bacalao». Data de 1950, es de raso blanco con bordados en oro y lleva un medallón central que representa a la Inmaculada Concepción, pintado al óleo por Rafael Díaz Peno, que se inspiró en una obra del pintor italiano Giovanni Battista Tiepolo (1696-1770).

 


Libro de reglas

Es una sencilla carpeta de terciopelo morado bordado en oro. Se estrenó en 1948.


La bandera de Hermandad

Es de raso blanco cruzada de morado con bordados en oro, lleva en el centro el escudo de la hermandad. Fue estrenada en 1947, y es la insignia que representa corporativamente a la cofradía en todas sus comparecencias públicas oficiales (como por ejemplo, la procesión del Corpus Christi o las exequias de los cofrades que fallecen). El tejido blanco ha sido sustituido por uno nuevo en 2018.


Bocinas y presidencia de Virgen

Con una estructura similar a la del tramo de Cristo se cierra el de Virgen, con cuatro nazarenos portando bocinas, que preceden a la presidencia de Cristo, tras la cual va la presidencia eclesiástica, en la que un sacerdote va escoltado por la cruz parroquial con dos ciriales, a los que siguen el cuerpo de acólitos ceroferarios y turiferarios; los primeros portan ciriales de alpaca cincelada, realizados en 1960 por Francisco Díaz Roncero y que reproducen con exactitud los de Damián de Castro (1716-1793) que se conservan en la parroquia de San Juan y Todos los Santos (Trinidad).


El paso de palio

El paso de palio de Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo es uno de los pasos de Virgen de más acusada personalidad en la Semana Santa de Córdoba, pues varias características lo hacen único: desde el tono malva de sus terciopelos hasta el color dorado de la totalidad de su orfebrería, pasando por el hecho de que los respiraderos son de madera tallada y dorada.

El Miércoles Santo, día 5 de abril de 1950, salió por primera vez bajo palio Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo. Dominaba un sentido de la provisionalidad, pues sólo era definitivo el bordado del frontal del palio; el resto de las piezas de terciopelo iban sin bordar.

Los bordados, todos ellos con diseño de Rafael Díaz Peno y realización de las religiosas adoratrices de Córdoba, se terminaron en 1959.

La orfebrería ha sido renovada en distintas etapas, y así los varales actuales datan de 1993 y fueron cincelados por Hermanos Lama de Córdoba, autores asimismo de los candelabros de cola estrenados en 1982; la candelería es obra de los talleres sevillanos de Villarreal y se estrenaron en 1996. Las jarras y ánforas florales fueron realizadas por Francisco Díaz Roncero y estrenadas en 1961.

Los respiraderos, como queda dicho, son de madera tallada y dorada en estilo barroco, obra de Jenaro Álvarez de Miguel de 1950 ampliada en 1978; el mismo autor talló este último año, en idéntico estilo y diseño, la peana sobre la que procesiona la imagen de la Virgen. Entre estos respiraderos se incluyen siete medallones de tabla pintada al óleo, que representan los Siete Dolores de Nuestra Señora: la profecía de Simeón, la huida a Egipto, el Niño perdido en el Templo, la calle de la Amargura, la Crucifixión, Jesús muerto en brazos de su Madre y la Soledad de María. Todos ellos son obra de Rafael Díaz Peno y, al parecer, se basan en una serie sobre el mismo tema del pintor belga Iozef Janssens (1854-1930).

Los respiraderos fueron dorados en pan de oro alemán por Manuel Camacho en 1978, y en pan de oro fino por Ángel María Varo Pineda en 2005; en este último trabajo se estofaron y policromaron diversas partes de los respiraderos que contienen decoración vegetal.

Tiene este paso un evidente interés artístico y un alto contenido simbólico: en el techo del palio, va bordado el anagrama del Ave María; en la bambalina frontal, el escudo de la hermandad, y en la trasera, el escudo de la ciudad. Las bambalinas laterales tienen la particularidad de ser de cinco piezas independientes en vez de una sola como es lo más frecuente. Esta independencia añade mayor gracia y soltura al sincronizado vaivén que los costaleros producen en el palio.

Las bambalinas, además, llevan erigido un Via Crucis de dos estaciones en la frontal, otras dos en la trasera y una en cada una de las laterales. Las gualdrapas también están bordadas: la frontal representa un corazón atravesado, en recuerdo nuevamente de la antigua advocación de los Dolores que la imagen ostentó durante siglos. Los faldones laterales, por su parte, llevan los emblemas de la Tiara y las Llaves, en uno de ellos, y el Pomo en el otro, como símbolos respectivos de San Pedro y la Magdalena.

Calza el paso 35 costaleros, y su capataz es Enrique Garrido Montero


Cierra el cortejo, tras un grupo de camaristas, la banda de música María Santísima de la Esperanza.